Días pasados, el Foro Ambiental informó acerca de los resultados de los análisis bacteriológicos que hizo en distintos puntos del río Gualeguaychú, con el objeto de evaluar la calidad de nuestro principal curso de agua para uso recreativo.

De esta manera, conocimos que dichos estudios comprueban la presencia de Colifornes Fecales y Escherichia Coli por sobre lo permitido por la normativa provincial vigente y en algunos casos en hasta un mil por ciento por encima de esos valores.

En verdad es un tema para tomarlo con seriedad, responsabilidad y obliga a actuar en consecuencia. En primer lugar, la gravedad de la problemática -de ese río sacamos al agua que tomamos y en él tenemos nuestras principales playas recreativas- indicaría que el Estado Municipal debiera asumir urgentemente la responsabilidad y poner manos a la obra en la búsqueda de soluciones. Recordemos que la presente gestión lleva cuatro años al frente de la comuna. También entendemos que no es una temática simple y que el abordaje debe ser desde distintas aristas.

Justamente, en este sentido, hemos observado absortos, al igual que toda la comunidad, que la respuesta por parte de la Municipalidad a los estudios ha sido otra vez no asumir su enorme responsabilidad e intentar desviar la atención.

Esta reacción por parte del intendente y su gestión no es admisible. En vez de poner el foco en las principales causales que puede llegar a tener el problema, como por ejemplo el mal funcionamiento de la planta de tratamientos de efluentes cloacales, intenta culpar y salpicar a otros.

Recordemos que, por falta de previsibilidad y gestión, la planta referida estuvo durante un largo período de tiempo fuera de régimen volcando los efluentes cloacales crudos al río y aún hoy técnicos en la materia aseguran que sigue funcionando con problemas.

O sea, todas las cloacas de la ciudad volcaban a nuestro río de manera directa, pero la Municipalidad se empeña en culpar, por ejemplo, al sector agropecuario. Otra vez, el enemigo dialéctico del intendente aparece en escena. Sí, porque en su insólita defensa deja traslucir que los emprendimientos productivos agrícolas, la cría de pollos, porcinos y vacunos son responsables de que nuestro río esté repleto de materia fecal.

A decir verdad, todas las excreciones animales pueden llegar a tener una incidencia en los valores observados, pero en un nivel infradecimal, mínimo, irrisorio. Desviar la atención del problema hacia el sector agropecuario es una felonía. Un manotazo de ahogado de quien no puede mostrar resultados o soluciones y quiere diluir las culpas. Se trata, una vez más, de un ataque al sector agropecuario que tampoco vamos a dejar pasar. En un momento de nuestro país que se habla de consensos, a la actual gestión municipal no les interesan. Todo lo contrario, sigue haciendo del enfrentamiento y la diatriba, una forma de hacer política.

Otro aspecto que resulta llamativo de la respuesta oficial es que plantea dudas sobre el proceso metodológico, o sea, en cuanto al procedimiento que los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) usaron para la toma de muestras, poniendo en duda la veracidad y exactitud del muestreo. Y esto resulta una paradoja digna de analizar, ya que es la misma Municipalidad que sin rigor científico alguno condena la actividad agrícola con el uso de fitosanitarios, pero sin mostrar al día de la fecha ningún estudio que respalde su posición. Es más, es esta misma gestión comunal la que desconoce los estudios de universidades nacionales, SENASA, INTA, INTI y otros organismos que han respaldado científicamente sus opiniones. En resumen, la Municipalidad usa varas distintas para condenar o apoyar según le convenga y cuando le sirve exige cientificidad y cuando no, con el discurso inflamado alcanza.

SOCIEDAD RURAL GUALEGUAYCHÚ